viernes, 13 de abril de 2012

Déjale claro desde el principio que lo que buscas es sexo y no una relación.

Disfrutar de solo Sexo

Para mantener relaciones sexuales sin ningún tipo de vinculación emocional. Éstas son las reglas.


¡Protégete!

Comparto la liga de la información


  • Siempre con preservativo
    Es la primera regla básica para mantener una relación sexual con alguien a quien apenas conoces. La utilización del condón reduce los riesgos de transmisión del VIH (que se transfiere a través de los fluidos vaginales, el semen y la sangre) y las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), y evita embarazos no deseados.
    Y es que no sólo te acuestas con él, sino con todas las parejas que este individuo ha tenido a lo largo de su vida.
    Un consejo: lo mejor es que pongas tú los condones, así te aseguras de que son de buena calidad y no están caducados o defectuosos.
  • Utiliza algún método anticonceptivo de respaldo
    Mujer prevenida vale por dos y, por si acaso se rompe el condón, lo mejor es utilizar otro método anticonceptivo de respaldo, como los espermicidas. Esta sustancia química, que se inserta dentro de la vagina antes de la relación sexual, mata los espermatozoides y


  • Ante todo, sinceridad...
    Déjale claro desde el principio que lo que buscas es sexo y no una relación. Si él se encariña demasiado, es mejor que le dejes para no hacerle daño. Pero si eres tú la que te has encariñado y él sólo quiere tu cuerpo, no permitas que te haga daño y búscate otro compañero sexual.
    ...Y respeto
    Que no os conozcáis de nada no significa que os faltéis al respeto. Haz sólo lo que deseas hacer y no permitas que te hagan algo que te desagrada.
    Sacúdete las inhibiciones
    Aprovecha estos encuentros para realizar tus fantasías sexuales. En muchas ocasiones es más fácil llevarlas a cabo con un desconocido al que no vas a volver a ver que con una pareja estable. 

      Ten clara la diferencia entre hacer el amor y practicar sexo
    Antes de lanzarte, tienes que saber cuáles son las diferencias entre hacer el amor o practicar sexo. No puedes esperar nada de él, nunca te enviará flores o te llamará para desearte buenas noches.


    Fuera sentimientos de culpa
    La práctica del sexo sin amor no es nada degradante para la mujer ni nada pecaminoso, más bien todo lo contrario, puede resultar muy satisfactoria si se realiza con conocimiento de causa.
    Pero si sientes la menor punzada de remordimiento, lo mejor es abandonar a tiempo. No todas las mujeres están preparadas para las aventuras sexuales. Si ya te has lanzado pero al despertar no te sientes bien contigo misma o estás arrepentida, no vuelvas a hacerlo.
    Forzar la situación puede enturbiar tu estabilidad emocional.

    Cumpliendo estas reglas de oro, lograrás disfrutar plenamente del sexo sin amor, manteniendo tu integridad física, psíquica y emocional.

    Diez reglas sexuales para convertirte en una mujer atrevida

    Diez reglas sexuales para convertirte en una mujer atrevida 

    http://www.terra.com.mx/mujer/articulo/895550/Diez+reglas+sexuales+para+convertirte+en+una+mujer+atrevida.htm

    ¿Quieres volver a tener un sexo de película? Recupera la libido de tu adolescencia y conviértete en una 'femme fatale' entre las sábanas. Te damos diez reglas de alto voltaje para convertirte en una auténtica fiera.

    Anota los consejos más picantes para volver a tener un sexo increíble.

    1. Siempre hay tiempo para el sexo

    El estrés laboral, la familia, los hijos… ¿Te ha hecho perder el apetito sexual? Es momento de cambiar el chip. El sexo es tu mejor aliado, así que no lo relegues a la lista de espera de tus tareas, y hazle un hueco preferente en tu agenda.

    2. Toma la iniciativa

    ¿Te ha pasado alguna vez que te morías por tener un revolcón con tu pareja y por no decírselo te quedaste sin nada? Se acabó. Una mujer fatal no espera a que su pareja tome la iniciativa. Si algo se quiere hay que ir a por ello, así que cambia tu actitud sexual, y sorprende a tu pareja con proposiciones indecentes que lo pondrán a 100 por hora.

    3. Una ración más de sexo

    No te conformes con un solo encuentro sexual, si el cuerpo te pide marcha, marcha tienes que darle. Si el primer revolcón no ha saciado tu sed ¿por qué no vas a por el segundo?

    En el sexo no hay límites, así que hasta que no hayas llegado al séptimo cielo, no pares. Y cuando descubras las calorías que se queman con cada orgasmo, no desearás terminar nunca.

    4. Cumple sus fantasías

    Cuántas veces tu pareja te ha propuesto tener sexo en la ducha? Si quieres el título de mujer atrevida, debes empezar a cumplir las fantasías de tu pareja. Eso no quiere decir que accedas a todas sus preferencias sexuales, pero déjate llevar y no temas experimentar nuevas cosas.

    5. Confiésale lo que te gusta

    Del mismo modo que debes abrir tu mente a nuevas experiencias, ha llegado la hora que hagas oír tus deseos sexuales. Sí, a los hombres les encanta que su pareja le confiese qué es lo que le pone más caliente, o cómo le gusta que le hagan vibrar. Así que se acabó el silencio.

    6. El sexo se cuela en tu mente

    Deja de censurar tus pensamientos más atrevidos, y deja volar tu imaginación. No hace falta estar las 24 horas del día pensando en sexo, pero tampoco renunciar a este pensamiento. Además, ¿por qué no te atreves a renovar tu biblioteca con libros de los que hacen subir la temperatura?

    7. Cambia de posturas

    Siempre con el misionero, en la cama, los sábados y de noche ¿No estás cansada de practicar el sexo siempre de la misma manera? Es momento de renovar tus técnicas sexuales, cambiar el escenario y poner en práctica el Kamasutra. Para el sexo no hay horarios así que olvídate solo de practicarlo antes de ir a dormir. Cualquier hora es buena para entregarte al placer.

    8. Experiencias multiorgasmicas

    Si se puede tener dos orgasmos, ¿por qué te vas a conformar con uno? Las mujeres tienen una capacidad multiorgásmica que debes aprovechar. ¿Aun no lo has experimentado? Atenta, porque para alcanzar este paraíso, es necesario tener una actitud optimista y dejarse llevar. En el preciso momento que veas cómo se abren las puertas del orgasmo, sigue estimulando.

    9. ¿Aún no juegas?

    Los juguetes sexuales son los grandes amigos de la mujer.¿Aun no tienes tu propio vibrador? La mujer atrevida es aquella que no tiene miedo a estos inofensivos y tan placenteros juguetitos sexuales. Te permiten gozar en cualquier momento y en cualquier lugar.

    10. Escapadas sexuales

    ¿Por qué no te propones un encuentro sexual fuera del hogar? Invita a tu pareja a una escapada en la que el sexo será la auténtica protagonista. O mejor aún, ¿por qué no dar rienda suelta en un hotel de la ciudad? Cambiar de escenario y hacerlo por todo lo alto es de lo más gratificante.

    Deja la lujuria un mes y te dejará ella tres (Refrán popular)

    Comparto este blog que es muy interesante

    http://alejandragodoyhaeberle.bligoo.com/content/view/1557292/Frecuencia-y-espontaneidad-en-las-relaciones-sexuales-la-ley-de-Fisher.html

    Frecuencia y espontaneidad en las relaciones sexuales: la ley de Fisher

    Enviado por Alejandra Godoy Haeberle el 02/04/2011 a las 12:38

    Alejandra Godoy Haeberle
                                               
    Deja la lujuria un mes y te dejará ella tres (Refrán popular)
    Sabemos que el deseo sexual generalmente disminuye – hasta cierto punto - con la edad y con la duración de la relación. Sin embargo, también sabemos que, después de haberse alcanzado esa disminución relativa, muchas parejas se estabilizan en una frecuencia de aproximadamente dos coitos semanales y mantienen dicha periodicidad por décadas. Una posible explicación la encontramos en la denominada “ley de Fisher”.

    Según B. Fisher, destacado investigador canadiense, mientras más relaciones sexuales tengamos, mayor será la cantidad de sexo que nos pida nuestro cuerpo y, viceversa, mientras menor sea la frecuencia, menor será el deseo sexual. Cuanto más interactuemos con nuestra pareja de una manera sensual, táctil y afectiva, mayor será nuestra predisposición neuronal a sentir deseo. En este sentido, la sexualidad no funciona como otras apetencias físicas. Por ejemplo, si ingerimos alimento bien seguido, nos sentiremos saciados y, por el contrario, si pasamos mucho tiempo sin comer, tendremos una sensación de hambre que no disminuirá precisamente con el paso del tiempo. En cambio, hombres y mujeres tienden a masturbarse más frecuentemente cuando están practicando sexo más seguido con su pareja, en vez de cuando lo han realizado n formas más distanciada.

    En otras palabras, nuestro organismo tiende a condicionarse a la cantidad de actividad sexual a la que lo habituemos. Si estábamos acostumbrados a una cierta cantidad y ésta disminuye abruptamente, sentiremos inicialmente un acrecentamiento de nuestro apetito sexual; sin embargo, si no lo satisfacemos, a la larga nuestro cuerpo se ajustará a la nueva frecuencia. Si no practicamos ninguna actividad sexual por un largo período, incluso el deseo sexual puede llegar a virtualmente desaparecer. Similarmente, si hemos aumentado la periodicidad usual, en vez de sentir menos apetencia, ésta será mayor después de un breve período de saciedad. Es decir, no solo nos adaptaremos a dicha mayor frecuencia, sino que nuestro cuerpo nos pedirá más. Al analizar la fisiología del deseo sexual podemos comprobar que los centros cerebrales que lo desencadenan son los mismos que se activan al consumir cualquier droga (Doidge, 2008). Por lo tanto - en términos fisiológicos - el grado de deseo sexual va a depender de su "consumo"; es decir, a más relaciones sexuales (satisfactorias) mayor deseo.

    Por lo tanto, si por algún motivo se ha producido un distanciamiento relativamente prolongado en la pareja, la libido tenderá a disminuir. Puede que, inclusive, aunque sean superadas las condiciones que provocaron la distancia, el deseo no vuelva, como si el sexo hubiese dejado de estar presente en sus vidas. Es posible que ellos se amen, se comuniquen y la pasen muy bien juntos, pero no reaparece la pasión.

    Si la ley de Fisher fuese correcta, entonces se podría reconsiderar la mala fama que tiene el sexo programado y “rutinario”. Hemos escuchado hasta el cansancio que el sexo espontáneo es mejor y que hay que huir de la rutina, innovar lo más posible, por lo  que hay que variar los días, horas y lugares en que se tiene relaciones sexuales. Sin embargo, la opinión de la mayoría de los sexólogos apunta a que la sobrevalorada espontaneidad es más bien un atributo de la adolescencia y juventud temprana, así como de los primeros tiempos de vida de la pareja. Hay quienes además ponen hasta ésto en duda y sostienen que en los inicios de la relación en realidad se planificaba con detalle cada encuentro sexual para que fuese más placentero (p.e. cuando se ponían de acuerdo en ir a un motel).

    Así que estamos ante uno de los tantos nuevos mitos sexuales. Tal como lo expresa Esther Perel (2007), el mejor sexo en pareja es premeditado, voluntario e intencional. Si no se programa, puede que desaparezca, porque la época de la espontaneidad ya pasó. Efectivamente, fuera de que es muy difícil que los dos miembros de la pareja tengan deseo sexual al unísono, en la vida agitada y llena de actividades que solemos llevar, especialmente después de la llegada de los hijos, no queda otra que ponerse de acuerdo para encontrar los momentos más apropiados para hacer el amor, los que probablemente van a ser casi siempre los mismos, el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar. Así que una pareja que esté llevando a cabo ciertas prácticas y posiciones de un modo que les es satisfactorio a ambos, no tendría razones para tener que modificarlas. Las posibilidades de innovación o de idear formas de huir de la rutina, son generalmente finitas y muy acotadas (especialmente dentro de la vorágine de la vida actual), por lo que se agotan rápidamente.    

    En este punto se puede retrucar que ¿cómo vamos a tener sexo si no tenemos ganas?. La respuesta está en que, si inician la actividad sexual aún sin deseo espontáneo, en la mayoría de los casos el deseo receptivo o reactivo se hará presente. Estamos así apelando a la capacidad de (auto)provocar(nos) la excitación. Recordemos que el mantener actividad sexual con cierta frecuencia favorece la conservación de las respuestas fisiológicas normales necesarias para su adecuado funcionamiento. Una actividad sexual frecuente eleva los niveles de hormonas sexuales (en los hombres la barba es más abundante durante los períodos en que en que está practicando una mayor actividad sexual) e, inversamente, cuando pasamos por momentos célibes o cuando nuestra salud está deficiente, los niveles de nuestras hormonas sexuales disminuyen, reduciéndose nuestra libido.

    Pero volvamos a la ley de Fisher. Dado que nuestros organismos son maleables y el deseo sexual se ajusta a la frecuencia con que practiquemos los encuentros con nuestra pareja, es de suponer que, cuando se aproxima el momento en que estamos acostumbrados a tenerlos, nuestro cuerpo - previamente condicionado - se anticipe y empiece a sentir las ganas a priori, poniéndose en funcionamiento el sistema de recompensa apetitivo de nuestro cerebro, el del placer anticipatorio. (Como el deseo puede iniciarse al “pensar” en ello, cuantos más momentos dediquemos a fantasías o ensoñaciones eróticas, mayor será nuestra propensión cerebral a querer ese algo). En estudios tipo encuestas, la mayoría de los entrevistados que reportan estar muy a gusto con su vida sexual, afirman que la programan casi siempre en los mismos días y a la misma hora.